
Cuando practicamos un deporte que nos apasiona, como es mi caso…normalmente sólo nos preocupamos por obtener un rendimiento físico inmejorable, una técnica impecable, y unos resultados en la pista inigualables.
Entrenar duro es una parte del camino: obtener la técnica necesaria, las habilidades que nuestro deporte requiere, y dedicar mucho tiempo a un entrenamiento físico para poder estar en forma: gimnasio, correr …etc…así como una buena alimentación y descanso.
En mi caso, dedico fines de semana enteros, si las circunstancias me lo permiten, a entrenar con la moto: mejorar mi velocidad, practicar los diferentes obstáculos… y entre semana además hago mucho deporte para poder estar en forma.
Cuido mi alimentación lo máximo posible, y por supuesto me dedico el descanso necesario.
Todo esto es necesario, y casi obligatorio para disfrutar del deporte con una calidad óptima, ya no sólo a nivel competitivo, si no a nivel amateur o aficionado, cuantas más áreas físicas y de entrenamiento cubramos…más resultados positivos obtendremos, y por tanto la satisfacción será mayor, y menor el sufrimiento.
Pero…¿No olvidamos algo?

No solo existe nuestro juego «exterior», lo que ponemos en práctica en la pista, si no que nuestro juego interior es muy importante, y está bastante presente en la práctica deportiva.
Constantemente nos mandamos mensajes a nosotros mismos, que el cerebro se cree, y así obra o ejecuta la acción, nosotros mismos nos limitamos, o nos potenciamos.
Muchos deportistas tienen una técnica inmejorable, sin embargo, su yo interior no le deja progresar como podría. Las creencias limitadoras, los juicios, las comparaciones…muchos deportistas se dicen lo mal que lo están haciendo, cómo podrían hacerlo mejor, o no se ven capaces… el bloqueo mental es tal, que hay una disonancia clara entre lo exterior, y lo interior.
En mi caso, mi juego interior no me dejaba avanzar, sin duda, mi peor enemiga era yo misma….No me veía capaz de afrontar los obstáculos, cuando realizaba una acción un poco más complicada de lo que normalmente hacia, me decía a mi misma «uf Sandra, tú por aquí no pasas» efectivamente, no pasaba, me caía, y lo pasaba mal….Los nervios me invadían en las competiciones, no disfrutaba de los entrenos, no avanzaba…me enjuiciaba a mí misma y me comparaba con los demás…yo misma me estaba limitando, y lo que es una afición, a veces se transformaba en enfados y tristeza.
El coaching me ayudó a ver el potencial que llevaba dentro, a mandarme mensajes positivos a mí misma de «yo puedo», comenzé a hacer cosas que no hacía, ir a competiciones que no acudía…
Ya no intentaba hacer cosas o superar obstáculos, símplemente lo hacía, me decía: Sandra, tú puedes….y poco a poco , en meses, estaba disfrutando de la motom y pasando obstáculos y pilotando como nunca, con muchísima confianza.
No soy muchísimo menos ni una profesional del enduro, ni la mejor piloto, para nada, soy consciente de mis limitaciones y por eso hago por superarlas día a día,me sigo cayendo, pero ahora veo las caídas como un aprendizaje y unas ganas enormes de hacerlo de nuevo, y no sabéis la satisfacción que produce ir superándote y e ir mejorando día a día y sobre todo: DISFRUTANDO.
Conseguí domar a mi yo interior, y no sólo en el deporte, a nivel personal como os he comentado en otras ocasiones, espero poder ayudar a muchas personas a realizar este fantástico camino.
Si crees en tí, subirás cualquier montaña.
«Tu Mente Es El Límite»
@Sandra_Polo9